Blog, Devocional

5 consejos para un tiempo eficaz con Dios

A muchos de nosotros nos ha pasado, lo sé. La mayoría del tiempo no nos sentimos lo suficientemente inspirados como para entregar todas nuestras fuerzas en una oración o para concentranos a totalidad en la lectura de la Palabra. ¡Te entiendo! Es muy normal, a mí también me ha pasado; solo no olvides…

Gálatas 5:17

«Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis». (RV-1960)

¡Tu carne te impide conectarte! Sin embargo, en este artículo te dejaré cinco consejos que pueden ayudarte en gran manera a que tu tiempo con Dios sea más eficaz.

1. Esfuérzate

Lo más importante para comenzar tu tiempo con Dios es el: esfuerzo. Debes tener siempre en mente que la carne no busca los deseos del Espíritu, si no sus propios deseos. Por lo cual hará resistencia para que al momento de querer enfocarte en Dios, se te haga casi imposible. Cada vez que eso te suceda solo recuerda que…

2 Timoteo 1:7

«Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio». (RV-1960)

Ejerce el dominio propio que Dios te ha dado y establécele a tu carne que es momento de estar con Él. Puede que al principio no se haga tan fácil, pero con la práctica y la oración se hará más llevadero. OJO: no te digo que dejará de pasarte, pues mientras vivamos, nuestra carne se mantendrá ahí; así que, solo nos resta someterla. ¡Esfuérzate, te aseguro que verás la recompensa!

2. Fuera distracciones

Quizá cuando leíste el punto numero dos pensaste en tu celular, y sí; es una distracción que debes evitar a toda costa, pero quiero hablarte de distracciones que muy probablemente no sabías que existían.

Mateo 6:6

«Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público». (RV-1960)

¡CIERRA TU PUERTA!

Cierra tu puerta carnal:

  • Aleja tu teléfono, las computadoras, los animales, las conversaciones, las llamadas, las redes sociales o lo que tú personalmente sabes que te puede distraer.

Cierra tu puerta espiritual:

  • Que los pensamientos de quéhaceres sin hacer no te agobien.
  • Si presentas las situaciones ante Dios, elimina tu ansiedad por el asunto.
  • Si tienes una meta basada en el Señor, no permitas que esta sea la única petición por la que te afanes a diario. Hay una canción que dice: «Lo que hagas para Dios, no lo conviertas en tu dios». Dios tiene el primado siempre, NO es más importante lo que hagamos para Dios que el mismo Dios.

3. Ten metas

No es lo mismo ir a una clase en la universidad que apartar tiempo para el Señor. ¿Por qué hago esta comparación? Los que hemos ido a la escuela o la universidad sabemos muy bien que es muy poco probable saber a la perfección cuáles serán todos los temas o asuntos a discutir en la siguiente clase. El problema es cuando vamos así mismo ante la presencia del Señor, tampoco sabemos qué asuntos colocar a sus pies. Dependemos en su totalidad de la improvisación, nos arrodillamos y comenzamos a hablarle de cualquier cosa que nos llegue a la mente. Dejando muchas veces de lado a las personas enfermas, las peticiones de nuestros hermanos, las necesidades ajenas y muchas otras cosas más. Somos seres egoístas y al depender de la improvisación le permitimos a nuestra mente pensar solo en nosotros, lo cual nos hace mucho daño y en ocasiones disminuye la eficacia de nuestra oración. ¿Nunca te ha pasado que te sientes débil y al comenzar a orar por los demás Dios te provee paz? ¡A MÍ SÍ! En ocasiones le decimos a un hermano que estaremos orando por él y luego ni nos acordamos y queda el hermano contando con nuestra oración.

Por eso te aconsejo:

  • Escribe en una libreta peticiones de otras personas para que en el momento de orar no te halles olvidándolas.
  • También aparta un lugar para las tuyas, siguen siendo importantes.
  • Pero sobretodo AGRADECE, antes de comenzar a pedir agradécele a Dios por su misericordia infinita y después de presentar las peticiones; agradécele por prestar su oído a tu oración y porque sabes que cualquier cosa que Él haga tiene un fin perfecto.

4. Establece tu horario

No sé tú, pero yo me esmero mucho en obtener buenas notas o calificaciones. Por lo cual me he analizado para saber a qué hora se me hace mejor estudiar. Resulta que debemos hacer lo mismo para poder tener un tiempo realmente eficaz con Dios. Por ejemplo, yo soy una persona madrugadora y para mí a esas horas del día soy más eficaz en todo. Ve analizándote y «aventurando» hasta que encuentres tu horario perfecto. Puede que te tome mucho tiempo o poco, pero no descanses hasta encontrarlo. Créeme, te ayudará demasiado. (Tip personal: en la medida que puedas, dedícale a Dios los primeros momentos de tu día. Te aseguro que seguir este consejo te enriquecerá mucho). Luego de que lo encuentres intenta no cambiarlo a menudo y con el tiempo ya tu cerebro estará acostumbrado a que es el momento de compartir con su Creador.

5. No lo comprometas

¡Tu tiempo con Dios es sagrado, no lo comprometas! Si ya encontraste que tu horario perfecto es en las mañanas, ¿por qué no te esfuerzas en levantarte un poco antes? Si sabes que tu horario perfecto es en las tardes, ¿por qué comenzaste a ver un programa en las tardes del cual se te hace difícil despegarte? Si sabes que tu horario perfecto es por las noches, ¿por qué te metes en redes sociales hasta quedarte dormido? Ejerce tu dominio propio, no comprometas el horario perfecto que tanto te costó encontrar.

La enseñanza es sencilla… Esfuérzate y echa fuera las distracciones, establece metas para que tu oración tenga dirección y estipula un horario que te permita tener un tiempo eficaz con Dios, procurando no comprometerlo con nada.

Recuerda… estos cinco consejos son basados en mi experiencia con Dios. Te los comparto con la esperanza de que sean de ayuda a tu vida espiritual. DIOS TE BENDIGA MUCHÍSIMO.

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