Hablar con Dios en total sinceridad es una de las mejores cosas que los cristianos podemos hacer. El acto de la oración conlleva entrega y rendición. Cuando nos rendimos ante el Señor le demostramos que Él es prioridad en nuestras vidas. La oración es poderosa y la mejor arma de guerra. Dios nos regaló el privilegio de poder hablar con Él a través de ella. ¡Aprovéchalo! Entregarte ante Él continuamente permitirá que poco a poco cada impureza de tu corazón desaparezca con la obra del Espíritu Santo que nos limpia con su fuego purificador. Quitar las impurezas de nuestro ser nos permite escuchar con claridad la voz de Dios. Reconoce la importancia de la oración y establéscela en ti como la mejor arma para ganar cualquier batalla.
PS. No olvides que el centro de ella y también de tu vida siempre debe ser Jehová Dios.