1 Crónicas 21:24
Entonces el rey David dijo a Ornán: No, sino que efectivamente la compraré por su justo precio; porque no tomaré para Jehová lo que es tuyo, ni sacrificaré holocausto que nada me cueste. (RV-1960)
¿Alguno de ustedes ha obsequiado algo sumamente caro, aunque hayan tenido que hacer esfuerzos y ajustes para poder comprar ese regalo tan costoso?
Este tipo de esfuerzos se acostumbran a hacer en los cumpleaños, aniversarios, graduaciones y en navidad.
Es increíble como podemos ver padres que se esfuerzan todo un año para poder comprarle a sus hijos el regalo costoso, pero tan esperado por su hijo que tanto lo merece.
Entonces… si hacemos tantos sacrificios para agradar a nuestros familiares y parejas que según nosotros merecen eso y más.
¿Por qué no hacemos lo mismo con el Señor? ¿Por qué cuando Dios nos pide algo que no nos agrada del todo NO lo hacemos? ¿Es que Dios no merece obediencia? ¿Es que Dios no se merece lo MEJOR que podamos darle? Si nos sacrificamos tanto por los demás, ¿por qué no lo hacemos con Dios en el momento de escudriñar las escrituras, orar, clamar o ayunar?
En ocasiones pasamos horas y horas compartiendo con nuestra familia y NO ES MALO, al contrario, es increíble. El problema emerge cuando dedicamos tiempo «sagrado» a la familia, las amistades y a la pareja, pero no a Dios. Cuando en el momento de la oración nos escriben y contestamos de inmediato para no dejarlos esperando. ¿Haces lo mismo cuando estás con tu familia? ¿Mientras ellos te hablan te vas a hablar con otro faltándole así el respeto? No, y si lo haces, es incorrecto. Tu familia, amistades y pareja merecen su tiempo, PERO DIOS TAMBIÉN. Establece un tiempo con Dios que sea sagrado y esfuérzate, esfuérzate y esfuérzate. Si no te esfuerzas, no es un sacrificio.
Sé como David, y no ofrezcas holocaustos que no te cuesten nada. Mucho nos da el Señor como para no querer esforzarnos por Él.
Recuerda… Esto que escribo está basado en lo que yo he aprendido a través de mi comunicación con Dios.
Con Cristo 